
Y ahora otra trilogía de buen cine, tres historias sobre los niños y su forma de ver la vida.

Las historietas (comics, manga, humor gráfico, etc.) me parecen una gran forma de mostrar el lado menos 'humano' de nosotros los humanos. Tan simple como abrir un libro de Boogie, a propósito mi favorito es aquel en que Boogie clava el tenedor en la mano de su amiga, que reflexiona sobre la violencia y le roba sus papas a Boogie, porque 'una de las principales causas de la violencia es que algunas personas quieren quitarle la comida a otras personas'. Hablando de un grande como Fontanarrosa, recuerden a Inodoro Pereyra, un gaucho de esos que no comen empanadas mercenarias y que tienen la humildá de los grandes, no como el Martín Fierro que es puro verso, y al Mendieta, su perro é cabecera, siempre pensativo porque con los problemas que tiene la Humanidá, lo único que falta es que se ponga a jugar, y que recuerda que hay quien tira un palito y saca un gobernador. Y es que muchos de estos dibujos no son para niños, ni siquiera Mafalda, y menos otros como los libros de Rius, ese mexicano hereje, filósofo, comunista y que dice ser: ateo, pero cristiano; genial condensador de filosofía y política, y relator de la historia verdadera, sobre todo de 'La Iglesia y otros cuentos'. Otra historieta muy buena es Fantomas y los vampiros multinacionales de Julio Cortázar, una mezcla de prosa y cómic muy bien lograda y con un humor genial. En Ecuador también existen grandes ilustradores como Bonil, quien, en mi opinión, poco tiene que envidiarle a grandes como Quino, y es por eso que me permito copiar aquí una de sus tiras, además de que pueden entrar a sus blogs en mi lista de links.