28.1.09

In situ III - Galapogos


Apenas bajas del avión lo sientes, el calor te aplasta los pulmones, pero no, no es eso. Tus ojos saltan por las piedras, caen sobre la tierra seca, áspera. Hay algo extraño aquí, ajeno al resto del planeta, y no solamente para un biólogo.

Las calles están llenas de bicicletas, algunos autos y de gringos. La ciudad parece ser igual a muchas otras, con el aire que trae una gran cantidad de turistas: gringos, japoneses, europeos, todos invariablemente atados a una cámara de fotos y a su dinero. Una postal tras cada esquina, música llenando las noches y rostros quemados bajo el sol.


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